Pequeñas Jornadas
X JORNADA
30 de Octubre de 1886

La pereza, causa de muchos males, con su hermana la ociosidad, fuente de no pocos vicios, y otras cosillas que yo me siento y callo porque nada interesan a la generalidad de los lectores, tienen la culpa de que no haya continuado sin intermisión la tarea que me propuse por lo cual se habrán dado por muy satisfechos los suscritores de El Oriente, porque así les di ocasión para saborear a su placer otros más amenos e instructivos escritos que vinieron a ocupar el espacio que dispensa el periódico a estas Pequeñas Jornadas; pero como en materia de gustos y predilecciones se ven las cosas más estupendas no falta por estos mundos quien le tenga tan extragado que lea, sino con interés, a lo menos por curiosidad, estas soserías, y, para los tales, allá va, a manera de entremés otra jornada.

Todavía permanecíamos en cabrales la última vez que comunicamos con el público, y en carales seguimos, si bien ya a campo traviesa, o, si se quiere por el Través, nombre que recibe (ignoro el motivo) la última comarca del expresado Concejo en la dirección que llevamos. Sus pueblos de Puertas, Pandiello, San Roque, Ortiguero, La Salce, y no se si algún otro, son ciertamente pobres en producciones, como todos los de montaña, pero sus habitantes son de acerado temple, laboriosos, sufridos, valientes y honrados. La lealtad se muestra luego en su áspera franqueza, y el ingenio más sutil pronto se descubre en ellos, a través de la capa rústica con que por punto general les cubre su falta de instrucción y su alejamiento de los grandes centros.

Puertas es patria del exministro de Hacienda Sr. Fernández Lazcoiti y del Alférez D. Miguel Borbolla, esforzado defensor de la Constitución de 1812, a cuyo restablecimiento en 1820, contribuyó en cuanto pudo. Ortiguero lo fue del anterior e ilustrado párroco de posada, D. Juan de Alles Porrero.

En Pandiello nació el conocido industrial, vecino de Madrid y actualmente Diputado Provincial por uno de sus distritos, D. Ramón Rojo Alles, quien supo en fuerza de laboriosidad, perseverancia y honradez, crearse desahogada posición social y elevarse desde la más humilde cuna al rango en que hoy le vemos, lo cual sobremanera le enaltece. En Pandiello también nacieron tres héroes, simples soldados, si más, no por eso indignos de que hagamos de ellos mención. Fueron estos los hermanos Ignacio y Miguel Rojo Prieto y Toribio de Liébana, compañeros del infatigable, y ya citado en el anterior artículo, Fernando Alonso, a cuyo lado murieron gloriosamente en la batalla de San Marcial, derramando la última gota de sangre, y exhalando su postrer aliento en la sagrada defensa de la independencia de la Patria.

Llaman en Puertas la atención del viajero las ruinas de antiquísima torre, y más todavía, que se comuniquen esas ruinas con dos profundas cuevas conocidas con los nombres de los Canes y de La Mora.

En La primera alumbra una fuente cuyo ruido produce eco parecido al ladrido del perro, y por eso debió recibir el nombre que lleva. La otra fue objeto de fabulosas tradiciones que aún se conservan entre los naturales relacionados con la invasión y conquista de nuestra península por los árabes. Lo probable es que ese castillo, cuyas ruinas hoy vemos, se haya levantado hoy como punto de defensa en época remotísima, y que su comunicación con las antedichas cuevas, sirviera para proveer de bastimentos a sus defensores por ocultos caminos, y también para facilitarles la fuga si muy estrechados y apurados se vieran.

Quien vaya a Cabrales y le atraviese ya no se verá en precisión de pasar las peligrosas Estazadas. Este tránsito en el que tantos riesgo corría la vida del caminante, difícil a pie y poco menos a caballo, sin otras esperanzas, al más pequeño descuido, que ir rodando a las profundidades del Casaño, y ser arrastrado por sus corrientes, desapareció. Los Cabraliegos tienen ya carretera que cruza su Concejo, favor que nunca deberán olvidar a D. Servando Ruiz Gómez, por ser la persona que más directamente contribuyó a tan notable mejora; y si bien, por su parte oriental apenas rebasa los límites del Concejo, ofrece, por el lado opuesto fácil y cómoda salida a sus productos, comunicando directamente a Cabrales, con los Concejos de Onís y Cangas de Onís; por desgracia, aún no le sucede otro tanto con el de Llanes, lo cual sería altamente beneficioso para todos.

El Concejo de Cabrales, esencialmente agrícola, constituyendo su principal riqueza la ganadería y las industrias de esta derivadas, así lo comprendió desde muy antiguo, y con una constancia que justificaba bien el interés que tenía para los cabraliegos recabó en 20 de julio de 1670 Real privilegio declarando exentos de alcabalas, cientos y toda clase de derechos cuando vendiesen o comerciasen en los términos de su Concejo, y también las ventas, enajenaciones que de sus productos hicieron fuera de él, en otras jurisdicciones, pero este privilegio no fue acto de mera libertad por parte del rey D. Carlos II, y su madre, tutora y curadora Dña. María Ana de Austria que le concedieron, lejos de eso, fue debido a un concierto que tuvieron los cabraliegos con los Reyes mediante anticipo que les hicieron de considerables cantidades en metálico, y ciertas contribuciones fijas que anualmente se impusieron, privilegio que confirmaron los Reyes sucesivos y especialmente D. Carlos IV, por Real cédula de 30 de enero de 1792.

Esto prueba el celo e interés con que los cabraliegos han atendido y cuidado en estos tiempos a su mejoramiento y bienestar, enalteciendo su riqueza pecuaria. No sabemos si como privilegio adquirido a título oneroso, y obtenido a fuerza de considerables sacrificios, habrá merecido alguna compensación en la época presente, lo cual parece equitativo y justo; pero de cualquier manera, es importante, para los vecinos del Concejo, en que estamos, saber y conocer las tendencias de sus antecesores de dar importancia a los productos de su país, y los esfuerzos realizados para conseguirla. De ese mismo espíritu deben penetrarse las actuales generaciones, si bien los medios que se empleen para conseguir el objeto apetecido, han de ser muy diferentes. El secreto hoy consiste en mejorar los productos al par que disminuye su precio; producir mucho y de buena calidad y producir barato, es el problema en cuya acertada resolución estriba la prosperidad y progreso de los pueblos, cuya vida depende de la industria en sus varias manifestaciones.

Ya hemos perdido de vista a Cabrales, ya, ¡quién sabe hasta cuando! Estamos privados de contemplar sus hondos y angostos valles, sus elevados montes, las purísimas nieves de nítida blancura que coronan sus crestas, el atropellado y susurroso curso del Cares y el Casaño, pero en vez de seguir por la carretera, al abandonar a Cabrales, llevamos nuestro plan hacia la izquierda, dejando a la derecha el fértil y pequeño concejo de Onís, perteneciente al partido judicial de Cangas de Onís.

Nuestro derrotero nos encierra pronto en la profunda depresión que hace el Cuera, penetrando en la angostura formada por elevadas montañas que se conoce con el nombre de Río de las Cabras, y ya que al Río de las Cabras llegamos,, algo hemos de hablar de él antes de penetrar otra vez en el Concejo de Llanes. Toma nombre de esta cañada a la distancia de 15.377 metros que hay entre la Collada de la Rebollada y la iglesia de Posada, carretera que después de mil vicisitudes se halla hoy en construcción. La necesidad de abrir hoy este camino para comunicar a Llanes, con los concejos de Cabrales, Onís y Cangas de Onís, dando vida a las fértiles comarcas de Posada y Ardisana, y, fomentando y acrecentando las relaciones de todo género de aquellos, siempre fue sentida, pero desgraciadamente pasaron muchos años sin que se manifestaran por modo visible los esfuerzos de todos los hijos influyentes de esta zona de Asturias a fin de que llegara a ser una realidad la apertura de ese camino. Se pensó primero construirle como carretera provincial y ese proyecto fracasó no sin que de fondos provinciales se hicieran en diversos puntos algunas obras.

En 1867 se ideó repararle bajo el concepto de camino vecinal de primer orden, verificándose entonces un estudio detenido de él, y formulándose detallado presupuesto de las obras más necesarias para ponerle en condiciones de que pudieran cruzarle carruajes. El presupuesto de reparación se elevó a 10.069 escudos, 320 milésimas. También para esto hubo obstáculos, abandonándose la idea, aunque la necesidad de su construcción se imponía más y más, a medida que avanzaban las obras de la carretera de Cangas de Onís a empalmar en Panes con la de Palencia a Tinamayor.

Para salvar dificultades que pudieran ofrecerse resolvieron más tarde unos pocos amigos costear el estudio científico y detenido de esta importante vía regional, y, verificado, y conseguido incluirla en el plan general de las del Estado, y que los estudios hechos se aprobaran por la superioridad,, ya se había caminado mucho para llegar a su construcción. Merecen bien del país los que anticiparon el costo de esos estudios, pues aunque cobraron íntegro su importe, tal trabajo adelantado facilitó en gran parte poder sacar las obras a subasta.

Se verificó ésta en dos tiempos: la primera, que comprendió el trayecto de Posada a la Herrería, tuvo lugar en 20 de febrero de 1881, y se debe en primer término a las eficacísimas gestiones de D. Cayetano Sánchez Bustillo, hijo distinguido de Llanes, quien, siendo Ministro de Ultramar, no dejó de la mano a su compañero de Fomento, D Fermín Lasala, hasta que sacó a subasta la ejecución de las obras de ese trozo primero, y no lo hizo de los dos, como era su deseo, y complacer en un todo al Sr. Bustillo, por ser su presupuesto muy elevado con relación a la cantidad de que en Fomento se podía disponer entonces. Para sacar a subasta el primer trozo, dice el Sr. Lasala, en carta que tenemos a la vista dirigida al Sr. Bustillo, anunciándole que tenía acordado sacar a subasta dicho trozo, fue necesario aprovecharse de las bajas que habían sufrido las subastas anteriores. Este trozo, actualmente, se halla terminado.

Siendo Ministro de Fomento D. Alejandro Pidal y Mon, dispuso la subasta de los dos trozos restantes, reclamaciones posteriores encaminadas a variar el primitivo trazado del trozo segundo, han impedido que por él comenzaran ya las obras, y como en España, en cuanto se instruye expediente sobre el asunto más trivial surgen sin saber de donde ni cómo otros y se presentan dificultades imprevistas, y nunca falta quien de todo esto se aprovecha para sacar partido, he aquí que los esfuerzos de unos se hayan entorpecido ante el egoísmo, tal vez inconsciente, de otros, y que los cascos vendrá a pagarlos el país que se halla y se hallará privado por tiempo indefinido, de un camino de la mayor importancia, y, sobre el cual, ya todo el mundo había acariciado la esperanza de verle realizado en corto plazo. Acabamos de saber que en el tercer trozo, o sea en lo que constituye propiamente el Río de las Cabras, se hallan ocupadas dos pequeñas cuadrillas de trabajadores. Bueno es que se empiece, pero en vez de ir a trabajar al extremo, por si solo de menos uso, parecía lo correcto que continuasen los trabajos terminados en la Herrería, y así creemos habría hecho el contratista si tuviera expedido el terreno, comenzando con ello pronto el Concejo de Llanes a experimentar los beneficios. (…)



www.concejodecabrales.com

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