Biografías

Pedro de la Bárcena Ponte

Biografía de Pedro de la Bárcena Ponte publicada en 'Estado Mayor del Ejercito Español. Mariscales de Campo' por Pedro Chamorro Baquerizo entre los años 1854 y 1858 aproximadamente.

Pedro de la Bárcena Ponte

El Mariscal de Campo
D. Pedro de la Bárcena y Ponte
Procedente del arma de infantería

Su antigüedad 27 de agosto de 1856


Don Pedro Alejandro de la Bárcena y Ponte, nació en la villa de Gijón, provincia de Asturias, el día 11 de julio de 1802, siendo hijo primogénito de D. Pedro de la Bárcena y Valdivieso, capitán a la sazón de infantería y del regimiento provincial de Oviedo, natural y pariente mayor de la ilustre y solariega casa de Sánchez de la Bárcena en Carreña, capital del concejo de Cabrales en la expresada provincia, y de doña Hildegarda de Ponte y Díaz, natural de la ciudad de Betanzos en Galicia. A los seis años de edad asistía ya La Bárcena a la escuela de primeras letras del Real Instituto Asturiano, donde aprendió a leer y empezaba a escribir cuando sobrevinieron los acontecimientos de 1808, y obtuvo en 18 de agosto del mismo año la gracia de cadete de menor edad del regimiento provincial de Oviedo. Era ya tanta su afición a la carrera de las armas que sabia hacer y mandar el manejo de arma y varias evoluciones de compañía y batallón.

1808 a 1811. Cuando Asturias lanzó el grito de guerra contra el conquistador de Europa, el padre de La Bárcena determinó que este con su madre y demás familia se trasladase a la casa abolenga de Berodia, pequeña y recóndita aldea del concejo de Cabrales. El niño La Bárcena llevó consigo las frescas impresiones que acababa de recibir en Gijón, y apenas llegó a la aldea comenzó a reclutar y a enseñar en juego, la instrucción del soldado a los demás muchachos de aquel pueblo. El continuo movimiento de tropas, las noticias, y los aprestos de guerra de que entonces se ocupaba todo español, estimulaban aquella pueril tropa que cada día adquiría mayores proporciones, propagándose su ejemplo por las aldeas circunvecinas, que a finales de 1809 reconocían a La Bárcena como a su general y de su orden tenían ejercicios y simulacros en los días festivos, tomando muchas veces parte en ellos los jóvenes adultos de la aldea, por costumbre patriarcal, o feudal si se quiere de complacer al señorito, en quien miraban el vástago del alférez mayor del concejo.

Cuando llegaba a su noticia el paso por aquellas inmediaciones de fuerzas francesas reunía La Bárcena la parte que podía de su infantil ejército y desde los altos denostaba a los enemigos y los hostilizaba en algún modo por los desfiladeros de aquel quebrado país. En una de estas escaramuzas en que tomaron parte tres paisanos armados, en febrero de 1811, atacó en el río de las Cabras la retaguardia de un convoy de los enemigos quitándoles seis carros cargados de equipajes, comestibles y efectos para condimentar ranchos. Su casa abolenga se asemejaba entonces a un cuartel general y a un hospital a la vez, pues en ella encontraban siempre buena acogida de su abuelo y madre los oficiales y militares de cualquiera clase heridos y desvalidos, que el joven La Bárcena recogía en sus excursiones para que allí fueran socorridos.

Herido gravemente su padre, ya entonces brigadier de infantería en la acción de Puelo, se retiró a su casa de Berodia para terminar allí su curación, y habiéndose informado de las expediciones que su hijo hacía, considerando expuesta su vida determinó llevarle en su compañía a Oviedo, para ponerle en un colegio. Mas a poco tiempo de haberse incorporado al ejército en aquella ciudad con el ascenso a mariscal de campo [Pedro de la Bárcena y Valdivieso], invadieron de nuevo las tropas francesas la provincia en 5 de noviembre del citado año de 1811, por lo que tuvieron las españolas que salir de la capital. La Bárcena acompañó entonces a su padre, a cuyo lado se le veía siempre montando un brioso caballo, a lo que era muy aficionado, de cuya suerte tomó parte en la campaña.

1812. Continuó asistiendo a las operaciones, hasta que en fin de enero evacuaron los enemigos aquel país. El 17 de mayo volvieron a invadirle, y en este mismo día se encontró La Bárcena, que aún no había cumplido los 10 años, en la acción de Mieres del Camino; el 21 y 22 del mismo en las de Lena y Langreo; y después en todas las correrías y movimientos que se ejecutaron, hasta que el 14 de junio emprendieron su retirada los franceses, dejando el 16 enteramente evacuado el territorio. Durante este tiempo La Bárcena a pesar de que no contaba mas que la corta edad citada, acreditó valor y las mejores disposiciones para el servicio activo.

1813. En provincia, enfermo y convaleciente de una grave dolencia, producida por las fatigas de la guerra; dedicándose después al estudio de la gramática latina.

1814 a 1819. En provincias igualmente; continuando los estudios de gramática y filosofía en el monasterio de Benedictinos de Celorio y desde 11 de julio del primer año, por haber cumplido la edad de ordenanza, empezó a contársele antigüedad en su clase de cadete. En 4 de septiembre de 1816 fue promovido a subteniente de milicias provinciales. Por diploma de 31 de octubre del mismo se le concedieron las cruces de los ejércitos asturianos 6º y 7º de Galicia.

1820 y 1821. En 1º de marzo de 1820 se puso el regimiento sobre las armas, continuando en servicio activo, hasta que en 1º de marzo del segundo año fue destinado a la inspección general de Milicias.

1822 y 1823. Continuó en la secretaría de la misma, y se halló en los sucesos del 7 de julio de 1822 en Madrid, siendo en 11 de octubre del mismo ascendido a teniente, y desempeñando ademas las funciones de ayudante de campo del teniente general que mandó la escolta de las Cortes hasta Sevilla: siguió luego con el gobierno constitucional hasta Cádiz, donde permaneció hasta que el Rey salió de aquella plaza, quedando después con licencia indefinida.

1824 a 1830. Permaneció en la misma situación, en su casa de Cabrales, aceptando voluntariamente el nombramiento de director de caminos que aquel ayuntamiento le confirió, y en los que hizo notables mejoras utilizando la prestación vecinal.

1831. Purificado al fin La Bárcena por la junta de Castilla la Vieja, fue destinado por Real Orden de 1º de julio a su anterior cuerpo, el regimiento provincial de Oviedo, que se hallaba de servicio, y en 26 de noviembre fue nombrado alférez de la Guardia Real Provincial.

1932. A consecuencia de este nombramiento ingresó La Bárcena en 30 de enero en el primer regimiento de Granaderos de la expresada G. R. Provincial, con el que prestó el servicio del Real Palacio.

1833. Continuó en el mismo hasta que en fin de enero fue trasladado al 2º de la misma G. R. Provincial, que daba el servicio de plaza en Madrid y en 22 de febrero obtuvo grado de capitán de Milicias.

1834. Destinado el 2º batallón de dicho regimiento a la columna de operaciones que mandaba el coronel D. Pedro Recondo, marchó con él La Bárcena en 23 de enero a la ciudad de Burgos, hasta que el 14 de febrero pasó, por haber ascendido a teniente de la G. R., al primer regimiento del mismo instituto, que se hallaba en Vitoria, a cuyo punto marchó solo desde Salvatierra, exponiéndose al peligro que era consiguiente al atravesar aquella distancia infestada de aduaneros 1.. Maniobró con este cuerpo, y pasó después destacado a Treviño, desde cuyo fuerte hizo varias salidas, cogiendo al enemigo algunos prisioneros. Trasladado a Ochandiano el 6 de mayo sostuvo allí la retirada que el 11 de junio efectuó el batallón 3º de Ligeros, que había sido sorprendido por los carlistas sobre la carretera de Durango; pero La Bárcena que había salido de la fortificación para proteger su paso con una partida de 2 oficiales y 60 granaderos, logró salvarle imponiendo y rechazando al enemigo. El 7 de agosto se halló en la acción de Ochandiano, habiendo salido de dicho fuerte con 2 oficiales y 60 granaderos, en persecución de las fuerzas del cabecilla Ochoa, que tenía 250 infantes y 60 caballos, logró alcanzarlas y ponerlas a dispersión, causándoles la pérdida de 2 muertos y varios heridos; por cuyo comportamiento fue recomendado por el comandante del fuerte ya expresado.

Reunido a su regimiento en principios de septiembre y elegido teniente de la compañía de tiradores, se incorporó al ejercito de operaciones; y en 28 de septiembre se halló en la acción de Elizondo a las órdenes del general D. Luis Fernández de Córdova; el 18 de noviembre en la sorpresa de Aranaz, a las del entonces brigadier D. Marcelino Oráa; el 12 de diciembre en la de Asarta y Piedra Millera, y el 15 del mismo en la de Barabia y Zúñiga, ambas a las órdenes del expresado general D. Luis Fernández de Córdova.

1835. Operando en las mismas provincias asistió La Bárcena el 17 de enero a la acción de Orvizu, a las órdenes del general D. Manuel Lorenzo; el 7 de febrero a la del puente de Arquijas a las del mismo; el 11 de marzo a la de Elzaburu a las de D. Marcelino Oráa; el 12 del mismo a las del general D. Francisco Espoz y Mina a la del puerto de Larramear a Donamaría, en la que después de fingir una retirada cargó con su compañía a la bayoneta y disputó y arrancó personalmente a los enemigos un cajón de municiones, que en el acto repartió a sus tiradores, concediéndosele por el mérito que contrajo la cruz de 1ª clase de San Fernando; el 7 de abril a la de Azuaga; el 23 a la de Vera, el 17 de mayo a la de Azpericueta, y el 29 del mismo mes a la del puerto de Ulzama a Donamaría, todas al mando de D. Marcelino Oráa, recibiendo en la última La Bárcena tres heridas de bayoneta, y quedando prisionero de guerra. En esta situación permaneció hasta que en 21 de diciembre fue canjeado, y se le destinó a su mismo regimiento en clase de supernumerario, habiendo entretanto obtenido con fecha 18 de abril grado de teniente coronel de Milicias.

1836. El 25 y 26 de abril se halló en las acciones de Orrantia, Antuñano y Santecilla a las órdenes del general D. Joaquín de Ezpeleta, por la que S.M. le concedió el grado de comandante de Milicias, y a las del general en jefe D. Luis Fernández de Córdova en las de los días 22, 23, 24 y 25 de mayo en la cuesta de Maya y cordillera de Arlabán.

Pedro de la Bárcena Ponte

1837. Durante el año que se expresa al margen, permaneció con su regimiento en Madrid prestando el servicio de Palacio; y en 30 de enero se le concedió grado de capitán de infantería.

La provincia de Asturias manifestó en este año que contaba con orgullo a La Bárcena entre sus hijos, eligiéndole para que la representara como diputado en las Cortes Constituyentes.

1838.Nombrado coronel del regimiento provincial de Oviedo en 9 de enero, se incorporó a él en la línea de San Sebastián, donde se encontraba, dedicándose desde luego a restablecer la disciplina, subordinación y moralidad. Fue el primer jefe que sacó la bandera, mochilas y morriones del almacén del cuerpo para el uso correspondiente en las filas; ejemplo que fue seguido por el ejército y que después produjo tan buenos resultados.

En esta linea continuó hasta fin de año y se halló el 24 de junio en la acción de Usurbil; el 27 en la sorpresa que se hizo a los carlistas sobre los montes de Oyarzum, al mando del general D. Leopoldo O'Donnell, comandante general entonces de la 5ª división; el 19 de julio en la acción ocurrida sobre las posiciones de la línea enemiga del mencionado Oyarzum, a las órdenes del brigadier Santa Cruz, mereciendo ser recomendado por su buen comportamiento, y en la del 18 de octubre sobre las mismas posiciones al mando del general O'Donnell.

Desempeñó también La Bárcena el honorífico mando de la primera brigada de la expresada 5ª división del ejército del Norte, desde que llegó a la mencionada línea de San Sebastián hasta que salió de ella.

1839. Se embarcó con su regimiento para la plaza de San Sebastián el 8 de marzo, y habiendo sido destinado a la 4ª división, concurrió a las operaciones practicadas por el ejército para el sitio y toma de los fuertes de Ramales y Guardamino. Mientras aquellas duraron se halló en las acciones del 27 de abril, 4, 8, 9 y 10 de mayo y batalla del 11, en la que con la bandera del regimiento en la mano fue el primero que asaltó las trincheras de Guardamino, cubiertas de enemigos, después de haber sido los dos oficiales que la llevaban anteriormente uno muerto y otro herido. El notable valor y la extraordinaria serenidad que manifestó La Bárcena en esta ocasión, fue justamente premiado por el general en jefe D. Baldomero Espartero concediéndole el empleo de coronel de infantería sobre el campo de batalla. Posteriormente fue destinado con su batallón a perseguir la columna carlista que mandaba el cura Hierro, la que alcanzó en las inmediaciones de Criales el 26 de mayo, logrando dispersarla completamente, y obligando a la mayor parte de los individuos que la componían a acogerse a indulto.

Nombrado La Bárcena a principios de junio jefe de la línea desde Orduña a Puente Larra, protegió con una brigada que tenía a sus órdenes los convoyes que se dirigieron al ejército y valles de Losa y Tovalina, los que logró pacificar completamente. Terminada la guerra en las provincias del Norte, pasó con el ejército a Aragón. Por Real resolución de 9 de diciembre obtuvo la cruz de San Hermenegildo.

1840. En el bajo Aragón fue nombrado La Bárcena comandante general de la línea de bloqueo desde Alcorisa a Caspe, Alcañiz, Castelseras, Calanda y Más de las Matas con el mando de una fuerte brigada. Desde esta línea hizo varias incursiones a los pueblos de Valdealgoría, Torrecilla, Torre de Velilla, Belmonte y Mazaleón, ocupados por los enemigos, y en los que hizo efectivas varias multas y exigió ropas para los hospitales, consiguiendo con la actividad y arrojo que constantemente desplegó, contener a los carlistas en sus guaridas, sin que jamás estos, aunque lo procuraron con empeño, consiguieran sorprender a La Bárcena en ninguno de los convoyes que con frecuencia escoltó y movimientos y operaciones que practicó.

Relevado de este cargo pasó a operar por los pueblos de Castellote, Santaola y Zurita, hasta el 18 de mayo que con el ejército tomó parte en las operaciones practicadas para la toma de Morella, en cuyo sitio permaneció hasta el 2 de julio que se puso en marcha para Cataluña. En el principado estuvo efectuando diferentes marchas y movimientos hasta el 28 de noviembre, que fue destinado con su regimiento a la provincia de Sevilla, empleando en esta marcha hasta el 26 de diciembre, en cuyo día por acontecimientos políticos entregó el mando del cuerpo en Murcia, quedando en clase de supernumerario en el mismo.

1841 y 1842. Siguió en la misma clase de supernumerario en el Provincial de Oviedo.

1843. Nombrado en virtud de Real orden de 18 de septiembre coronel efectivo del provincial de Palencia, tomó La Bárcena el mando de este cuerpo el 13 de octubre siguiente, en la crítica ocasión del pronunciamiento centralista de León, y el capitán general de Castilla la Vieja le nombró al momento jefe principal de las escoltas que custodiaban el presidio destinado a los trabajos del canal de Castilla, que no fueron interrumpidos a pesar de la disminución de la fuerza de aquellas, ocasionado por haber sido destinada su mayor parte a las operaciones sobre León.

1844. Continuó en la misma comisión hasta que en 18 de enero se puso en marcha con su batallón para la ciudad de Vitoria, pasando después de orden superior a la de Orduña, con objeto de pasar una revista de inspección al provincial de Barcelona, la que desempeñó a satisfacción del inspector general del arma. Regresó a Vitoria y estableció en su batallón la escuela de primeras letras y enseñanza mutua, a cargo de un oficial subalterno. Subsistió en aquel punto hasta que habiendo sido nombrado en 5 de septiembre primer jefe del 8º tercio de la Guardia Civil, pasó a encargarse de su nuevo cometido a Leganés y desde este pueblo con la primer fuerza a Valladolid.

1845 a 1847. Prosiguió mandando el 8º tercio de la Guardia Civil y cubriendo con el servicio de su instituto en las provincias de Valladolid, Segovia, Ávila, Salamanca, Zamora, León, Oviedo y Palencia.

1848. En el mismo mando; y desde mayo hasta fin de agosto estuvo en Madrid a la cabeza de uno de los batallones que se formaron de la fuerza del cuerpo con motivo de las circunstancias.

Por Real orden de 11 de diciembre se dignó S. M. conferirle el empleo de Brigadier de infantería, continuando en el mando del tercio.

1849 a 1852. En el mismo; por Real cédula de 11 de octubre de 1849 se le concedió la cruz y placa de San Hermenegildo; y en 20 de diciembre de 1851 fue agraciado con la cruz del comendador de la orden de Carlos III, por el feliz natalicio de la Princesa.

1853. Siguió en el mismo destino en el que se manifestó siempre jefe circunspecto y templado, y procuró enseñar al par que reprender, dando ejemplo a sus subordinados con hechos de los del mayor riesgo y fatiga. Para prueba de este aserto referiremos aquí uno de los que más revelan el carácter enérgico de La Bárcena. En el mes de diciembre de este año, hallándose pasando la revista anual de inspección a la fuerza de su tercio, llegó con ese objeto a la villa de Pajares, al pie del alto puerto de este nombre, a las once de la mañana de uno de los días más fríos de aquel mes, con un temporal de nieve de los que allí son tan frecuentes y que imposibilitaba el paso del puerto sin un grave riesgo de perecer sepultado entre los ventisqueros. La Bárcena, sin embargo, sabiendo que peligraba la existencia de unos arrieros que habían salido con intención de atravesar aquellos terribles pasos, verificada su revista al destacamento, mandó poner bridas, y seguido de su escolta y de los guardias de infantería, conocedores del terreno, emprendió su marcha a las cuatro y media de la tarde; continuándola, a pesar de haber tendido la noche su denso velo, a través de masas ambulantes y de horrorosas columnas de nieve que arrastradas por el viento amenazaban a cada paso sepultarlos. Logró alcanzar antes de la cima del puerto a las recuas, y comenzó a prestarles el apoyo material que necesitaban, sin desdeñarse de ejecutarlo personalmente cuando era preciso. De este modo y abriendo el paso a las recuas con sus caballos llegaron al pueblo de Burdongo donde quedaron aquellas, siguiendo La Bárcena la marcha al pueblo de Villanueva, donde dispuso quedasen los dos guardias de infantería, haciéndoles al despedirse una breve y sentida exhortación, para que sobrellevaran todas las molestias con aquella dulce resignación que debe acompañar al que a costa de su vida presta sus servicios al desvalido caminante. Continuó después La Bárcena hasta Villasimplir adonde llegó a las once de la noche con más de una vara de nieve: seis horas y media de marcha en tres leguas de carretera.

1854 a 1856. Continuó mandando el 8º tercio de la Guardia Civil y por Real orden de 5 de septiembre del primer año le fue concedida la gran cruz de Isabel la Católica.

Cuando ocurrieron los sucesos de junio y julio de 1856 en el distrito de Castilla la Vieja, La Bárcena prestó importantes servicios al gobierno constituido, mereciendo que en recompensa de ellos se le promoviera por Real decreto de 27 de agosto del año últimamente citado al empleo de MARISCAL DE CAMPO.

Posteriormente fue nombrado 2º cabo de la capitanía general de Cataluña, cuyo destino pasó a desempeñar.

 

He aquí el estado de sus ascensos y servicios.

Años de servicio Empleos Tiempo que los ha servido
Día Mes Año   Años Meses Días
18; Agosto 1808; Cadete supernumerario de menor edad. " " "
11 Julio 1814 Ídem con antigüedad. 2 1 23
4 Setiembre 1816 Subteniente de milicias 6 1 7
11 Octubre 1822 Teniente 9 1 15
26 Noviembre 1831 Alférez de la Guardia Real 1 2 26
22 Febrero 1833 Grado de capitán de milicias " 11 22
14 Ídem 1834 Teniente de la Guardia Real 3 10 25
18 Abril 1835 Grado de Teniente coronel de milicias      
8 Agosto 1836 Ídem de comandante de íd.      
30 Enero 1837 Ídem de capitán de infantería      
9 Íd. 1838 Coronel de milicias 1 4 2
11 Mayo 1839 Ídem de infantería 5 3 24
5 Setiembre 1844 Ídem de la Guardia Civil 4 5 6
11 Diciembre 1848 Brigadier de infantería 7 8 16
27 Agosto 1856 Mariscal de campo " 4 3
      ABONOS      
      Por la guerra de 1820 a 1823 3 7 1
      Por la última civil 5 3 27
       
      Total de servicio con abonos hasta fin de diciembre de 1856. 51 2 18

El Mariscal de Campo D. PEDRO ALEJANDRO DE LA BÁRCENA está condecorado con las grandes cruces de S. Hermenegildo e Isabel la Católica; la de comendador de Carlos III; la de San Fernando de primera clase; la de Morella; Ejércitos Asturianos; 6º y 7º de Galicia; 7 de julio de 1822 y es benemérito de la patria. Dedicado a la carrera militar desde su edad más tierna, ha dado en ella pruebas constantes de un valor poco común, hasta el punto de ser el primero en asaltar con la bandera de su regimiento en la mano las trincheras de Guardamino. No menores muestras de capacidad para el mando ha dado en el de los regimientos provinciales de Oviedo y Palencia, y en el del 8º tercio de la Guardia Civil; manifestando mucha disposición para el servicio de este cuerpo según calificación del teniente general Duque de Ahumada, inspector general de esta benemérita institución que tan buenos servicios presta en todas las provincias de España.



1. Aduaneros: Cuerpo creado por Zumalacárregui al comenzar la Primera Guerra Carlista. Los individuos que formaban esta tropa carlista estaban encargados del cobro de derechos impuestos sobre varios artículos de consumo. Otra de su misión consistía en mantenerse a la vista de un punto fortificado, interceptar toda comunicación con éste y dar conocimientos de los movimientos de las columnas enemigas.^



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