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Posible origen de la 'leyenda negra' del queso Cabrales.

Quien más, quien menos, oyó alguna vez de boca de una persona poco informada que el queso Cabrales fermentaba entre estiércol (o se le añadía patata, entre otras lindezas).
En un artículo aparecido en la revista ilustrada "Alrededor del Mundo" del 12 de julio de 1911 (nº 632) titulado "Trogloditas españoles" donde se cita una comunicación presentada a la Real Sociedad Española de Historia Natural por el geólogo Padre Carballo quizás se encuentre el origen de esta leyenda negra de nuestro queso mundialmente famoso.
El padre Carballo es sin duda Jesús Carballo García (1873-1961), natural de Galicia y asentado en Santander, reconocido arqueólogo, doctor en ciencias, además de geólogo, quien publicó, entre otras cosas, el primer manual de “Prehistoria Universal y especial de España”.

Artículo de prensa
Alrededor del Mundo, nº 632, pág. 24.

Es muy probable que en otros tiempos los pastores de estos lares fabricasen unos quesos similares a los de los Puertos de Áliva que ahumaban usando para tal efecto estiércol secado como combustible, lo que puede haber llevado al autor del artículo a pensar equivocadamente que el queso se dejaba "fermentar debajo del estiércol de las cabras".


El artículo:

Trogloditas españoles.

En una interesante comunicación presentada a la Real Sociedad Española de Historia Natural por el geólogo Padre Carballo, acerca de los Picos de Europa, menciona las viviendas trogloditas que existen a orillas de la laguna de Andara y que son verdaderamente curiosas.

"En el borde de la laguna, dice el geólogo, existen unas treinta grutas habitadas por pastores durante el verano. Tomando por tipo la mejor de todas, es un cueva debajo de un peñasco, de forma más o menos rectangular, cuyas dimensiones son 4,60 metros de fondo por 3,50 de ancho y 1,50 de alto. Casi ninguna tiene puerta, y las que la tienen suele ser de 1,25 de alto por 0,50 de ancho. No se ve más mobiliario ni ajuar que unas tablas para dormir, algo levantadas del suelo; y al lado de la estrecha puerta, un metro de pavimento de piedra para encender fuego; el resto del suelo lo forma la misma tierra. Por lo demás, eso de ventanas, chimeneas, etc., está para ellos de sobra; lo que no falta a ninguna cueva es un pequeño recinto exterior de piedras sobrepuestas para recoger las cabras. En tiempo de intemperie viven pacíficamente todos juntos en amigable consorcio las personas, las cabras y los perros. Toda la familia come al mismo tiempo en una cazuela y se ríen de los microbios. En general, gozan de excelente salud y sólo padecen de la última enfermedad. Es de notar que nunca adquieren amistad ni trato con los mineros (que suelen ser de otros pueblos). Durante su permanencia en las cuevas fabrican quesos, haciéndolos fermentar debajo del estiércol de las cabras; luego descienden a los pueblos inmediatos, Cabrales, Sotres, Potes, etcétera, para venderlos, constituyendo esto su única fuente de ingresos. Es un caso más de trogloditismo en nuestros tiempos".




www.concejodecabrales.com

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